Si algo define al mundo en el que vivimos en estas últimas décadas, es el constante desarrollo de las comunicaciones y la globalización, y con ella la necesidad creciente de acortar distancias y fronteras.
El avance de estos conceptos otorgó al tiempo y la logística una importancia preponderante a la hora de ajustar agendas y planificar negocios.
En sus orígenes, la aviación ejecutiva y los vuelos privados estaban estrechamente asociados al lujo y la excentricidad, pero con el avance de los años la industria se encuentra en franco crecimiento, a punto tal que se prevé que para 2026 esta forma de viajar crecerá un tercio más rápido que el resto de la industria.
Pero, qué es lo que lleva a elegir la aviación ejecutiva como opción a la hora de viajar? Es que estos viajes no sólo están compuestos por asientos de primera clase, los principales beneficios se identifican en por ejemplo no tener que pasar por los trámites aeroportuarios como el check-in, así como poder tener a disposición una aeronave para partir en el momento menos pensado y llegar al destino de su elección.
Aunque quizás el beneficio más importante que tiene la aviación ejecutiva es el control sobre un factor que, conforme avancen los años, controlaremos menos: el tiempo.
“Somos cada vez más pobres con el control de nuestro tiempo. Vivimos en ambientes cada vez más complejos y reducidos que absorben más y más recursos, y sin embargo esperamos movernos alrededor del planeta –ya sea por motivos de trabajo o descanso– de una manera más rápida e inmediata”, indica Clive Jackson en un artículo sobre el futuro de la aviación privada para el medio Billionaire.
La oportunidad que ofrece el rentar un jet privado es la ventaja de la privacidad, el confort, la productividad, el ahorro de tiempo, el control de la ruta y el horario, además de permitirnos conectar con diferentes personas, lugares, ideas, ideologías.